Cuarto día
del 2014 y ¡FELIZ AÑO!
Los días de fiesta empiezan a pesar y el culo también.
¡Benditas comilonas y malditos vestidos que encogen!
Hoy llueve, y sí pesados, sobre mojado porque llovió ayer
también. Y aquí estoy yo, tomando un café con mi mala suerte, me he quemado con
el primer sorbo y ella se ha reído. Había pensado en salir a dar un paseo, pero
no, seguro que se viene.
Al despertarme he sacado un brazo del edredón para apagar el
despertador, creí que se me había congelado, pero pudo volver dentro de la
cama. El caso es que, ya al abrir los ojos, supe que iba a ser un día gris, más
aún al ver el calendario. Pero ¿quién sabe? Ya es medio día, quizá el día da un
giro enorme y se arregla, aunque el cielo no ponga de su parte.
Y, digo yo, ¿de dónde puñetas sacará el cielo tanta fuerza
para descargar su mal humor? No tiene que ser nada fácil.
Desde hace unos días pienso en algo que leí en el muro de Facebook
de un ex-compañero de clase, citaba a Álex Rovira y decía algo así: “Si ahora
no tienes Buena Suerte tal vez sea porque las circunstancias son las de
siempre. Para que la Buena Suerte llegue, es conveniente crear nuevas
circunstancias.” Y la verdad es que tiene su lógica. ¿Pero cómo voy a cambiar
yo mis circunstancias? Ya se encargará el tiempo de cambiarlas, sin ir más
lejos este año… ¡Y qué miedo le tengo!, por cierto. ¡Cuántos cambios esperan,
¿no?! Mientras ellos me esperan a mí yo me voy a envolver en mi manta a esperar
a que llegue el momento de verlos. Al fin y al cabo, es lo que mejor se me da
hacer.
no mires el calendario pues nada bueno sacarás nunca de ello.
ResponderEliminarPero nunca, nunca...
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