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miércoles, 9 de abril de 2014

Con calma




He sido capaz de posponer mi desayuno hasta las tres de la tarde en diversas ocasiones. Imagina de lo que puedo ser capaz si el desayuno es mi momento preferido del día. 

Que sonría no significa que siempre esté bien. Probablemente lo esté, porque en muchas ocasiones me pongo trágica y estúpida, pero realmente no pasa nada. De todos modos existirán los días en que me apetezca darte un bofetón para traerte al mundo y enseñarte algunas cosas. Cosas bonitas, por supuesto. Pero sonreiré y fingiré estar estupendamente sin enseñarte nada, porque lo que yo pueda enseñar siempre se quedará corto, o eso te parecerá. 

Lo que sí estoy segura que puedo enseñarte es a disfrutar de pequeñas cositas del día a día. Hoy pienso en todo lo que echo de menos, y en el poco tiempo que tardé en echarlo en falta. Porque amigo, el mar es algo excepcional. Por estas fechas ya jugaba con la arena entre mis pies mientras mis piernas intentaban coger algo de sol. Misión imposible por otro lado porque como siempre digo, tengo la melanina estropeada de rodilla para abajo. Esos días son los mismos en que nos tirábamos de cabeza a las pocas olas altas que nos ofrecía el Mediterráneo; los mismos en los que subirse a la azotea para ver atardecer con un par de cervezas frías era algo suficiente para arreglar todos los problemas que se pudiesen tener, ¡y mira que eran tontos! Pero se solucionaban. 

Ahora no hay azotea donde solucionar nada, pero sí cerveza y muchas ganas de sonreír. Pero sin prisa, he sido capaz de esperar hasta las tres de la tarde para comerme un par de tostadas.





"Algunos ven la razón que hace a este mundo girar,

otros lo llaman mentira si les ha sentado mal."



Ilustración: Sara Herránz.


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