Estaban las mañanas de invierno
que no te dejaban salir de la cama. Y estabas tan guapo durmiendo entre sábanas con los primeros rayos de sol que se colaban en la habitación reflejándose en tu cara, que nunca nadie se atrevió a hacerte salir. Estabas
tan a gusto que nadie hubiese podido evitar abrazarte mientras dormías. Que las
mañanas de invierno eran menos frías si tú estabas en ellas.
Esta mañana se despierta gris y
aún estamos en otoño, pero es incluso más fría que las mañanas de invierno que
pasamos, porque al fin y al cabo, no las recuerdo tan frías.
"Cuidado con la tristeza, es un vicio."
Gustave Flaubert.
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