Páginas

martes, 19 de noviembre de 2013

Bipolaridad, que bonito nombre de mierda tienes.

Mil y un motivos. Tengo mil y un motivos para ser completamente feliz. Seguro que me dejo alguno en el tintero, pero como mínimo son mil y uno.
Aún así, miento si digo que no lloro a menudo; que no estoy triste,  amargada o gris (como el tiempo), más o menos cada dos días. Y sin motivos, o al menos no los suficientes; con mil y un motivos para ser feliz, la felicidad gana, eso seguro.

El caso es que es casi imposible negar nuestros sentimientos, al menos hablo por mí. No hablo solo de los malos (de hecho, no creo que exista ningún sentimiento malo. Los hay mejores, los hay peores, pero son sentimientos y de todos aprendemos).
Puedes no mostrarlos, fingir que no sabes que están ahí, hacer el idiota e intentar pasar de ellos. Pero no negarlos. Siempre acaban levantándote o hundiéndote.

Al llegar la hora de irse a la cama por la noche, el cúmulo de todos los sentimientos del día se hace una bola gigante y te hace pensar. Esto para las mujeres esquizofrénicas como yo, o al menos bipolares, no es nada fácil. No es que tenga uno, dos o tres sentimientos diferentes a lo largo del día, no. ¡Son muchos, muchos más! Puedo levantarme con el mejor humor del mundo, desayunar, y mientras me estoy vistiendo acordarme de lo que dejé por hacer el día anterior y cabrearme conmigo misma, lo que hace que esté irascible y solo han pasado como mucho  cuarenta minutos. Imagina cuando hayan pasado doce horas.

El caso es que cuando me siento a leer en la cama no puedo pasar dos páginas del libro sin empezar a pensar en los mil sentimientos que he tenido a lo largo del día. Y, claro, los días que han sido más maravillosos que otros no hay problema, pero ¿los días que empiezo a estar irascible en el minuto cuarenta desde que me levanto? Esos días son verdaderamente insoportables. ¡No hay quién duerma! Supongo que los días así me invento los motivos para estar “triste, amargada o gris”. El caso es que para esto no hay remedio, dicen que se pasa con los años. Esperaré sentada. Aprenderé a ser plenamente feliz cuando me dé cuenta de la pérdida de tiempo que supone estar triste. Eso o cuando me toque el Euromillones.








Tengo una manta de los colores de Los Angeles Lakers tejida con mucho amor, creo que ese era el motivo que me dejaba en el tintero.



"Vida es eso que pasa entre un buen amor, un buen libro, un buen café y mucha, mucha mierda"











No hay comentarios:

Publicar un comentario