Es otoño en pleno agosto
y echo de menos las tormentas de verano,
las que hacen vibrar cada mueble de la habitación
y con un relámpago recorren cada rincón de tu casa,
como recorre mi cuerpo ese escalofrío que empieza al verte dormir la mañana de un domingo cualquiera,
y termina cuando al despertar por una caricia, me miras a los ojos.
Sigues mirando mientras susurras la mañana
y besas los buenos días;
días de domingo que toman un matiz diferente si sonríes
y tu sonrisa se vuelve locura en mí;
en mi vida que se hace verano si me esperas en la esquina,
sin esperar más que cariño;
y cariño, esta vez la suerte la tengo yo.
Me has dejado lelo con esto. Me has transportado a esos amores pasionales/imposibles de mis años mozos. ¡Me ha encantado!
ResponderEliminarMe alegra mucho que me leas y más aún que lo hayas disfrutado :)
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